Dirección: Flaviano Quispe
Protagonistas: Percy Pacco Lima, Flaviano Quispe Chaiña, Fernando Pacori Mamani, Victoria Ylaquito Zapana, Ney Torres Humpire, Nelly Gonzáles, Yeni Benique Benique.
Perú 2001
El cine de provincias representa para los realizadores regionales una oportunidad de presentar una imagen del interior del Perú, de su gente y costumbres, para al mismo tiempo desmentir algunas concepciones que se tiene de aquellos sectores en Lima y otras ciudades.
Puede resultar sorpresivo entonces ver El Abigeo, el primer largometraje del juliaqueño Flaviano Quispe, uno de los líderes de este nuevo movimiento fílmico. Sorpresivo porque Quispe no tiene ningún reparo en mostrar a la gente de la sierra con enormes defectos y conductas bastante chocantes.
El film parte de una simple anécdota: Maylli es un joven campesino acusado de robo y expulsado del pueblo por un enardecido grupo de comuneros. Es aquí donde se asoma la primera imagen negativa: los pobladores toman la justicia por sus propias manos y pasean al joven por todo el pueblo a punta de latigazos, en un Vía Crucis andino que termina con Maylli lanzado a un lago y expulsado del poblado. Es un poco excesivo, considerando que solo se robó una vaca y que no se dio cuenta del robo porque estaba completamente borracho -otro vicio que muchos asocian con la gente de la sierra y que, por lo menos según esta película, es bastante cierto y parece no molestar a nadie.
Es una fea imagen del interior del país y la deficiente presentación sólo la amplifica. Flaviano Quispe hizo un gran esfuerzo considerando los recursos con los que contaba – actores no profesionales salidos de los mismos poblados, equipo técnico limitado-, pero lamentablemente no le alcanzó. Justamente cuando las limitaciones se hacen más evidentes es durante el clímax de la película, donde la escena cambia de noche a día, luego a madrugada y de vuelta a noche en menos de 30 segundos y uno se pregunta porque les cuesta tanto a 20 o más comuneros lidiar con una sola persona, a quien parece nunca acabársele las balas.
El ritmo también es otro problema. Esta historia fácilmente pudo contarse en una hora, pero aquí se estira hasta decir basta, con Quispe cortando las acciones varias veces para mostrar imágenes de la vida cotidiana en el poblado y de la sierra en general. Solo faltaría la sosegada voz en off de Rafo León, dándole la bienvenida al amigo viajero, para contrastar estos fragmentos paisajistas del Ande con las actitudes de sus pobladores.
Ernesto Zelaya.
martes, 27 de noviembre de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
1. La imagen "negativa" de la que se acusa a la película es otra vez una mirada limeña. En la sierra no se tiene la misma valoracion de lo bueno o lo malo. La gente toma mucho, es cierto, y se castiga a quien roba así sea una vaca o un galon de gas.
2. El climax y otras perlas del lenguaje cinematográfico no explicarían porque el Abigeo tuvo más exito que cualquier película Limeña en las ciudades de la sierra.
3. Para hacer un blog del interior hay que empaparse primero de la idiosincracia de la gente.. no deja de ser un blog con mirada limitada capitalina.
Publicar un comentario